Dos dimensiones de la experiencia religiosa de Gandhi

Introducción y selección de Arturo Michel Pérez

A Mahatma Gandhi se le conoce principalmente por haber logrado independizar a la India del Imperio Británico por medio de una lucha no violenta. Logró que campesinos, obreros, empresarios, profesionistas y la mayoría de los hindús y musulmanes perdieran el miedo al poder político que los sometía y lo derrotaran con la aplicación de la fuerza del espíritu (con el llamado método satyagraha), la no violencia.
El sentido de la vida de Gandhi fue Dios; la tarea que se propuso realizar fue unirse a Él en esta vida, de la manera más completa posible. Esto implicaba organizar su cuerpo, su mente, su espíritu, sus relaciones con la naturaleza y con los seres humanos de tal modo que pudiera actuar siempre y enteramente en la Verdad y el Amor, porque para él la Verdad era Dios, el Amor era Dios, el ser de todos los seres era Dios.
En este sentido debe entenderse su participación en la política. El escribió en su autobiografía:

"Para contemplar cara a cara el Espíritu de la Verdad uno debe ser capaz de amar la menor expresión de la creación como a uno mismo. Y un hombre que aspira a eso, no puede permanecer fuera de cualquier manifestación de la vida. Por ello, mi devoción a la verdad me llevó al campo de la política [...] aquellos que sostienen que la religión nada tiene que ver con la política, no conocen el significado de la religión".

Actuar en verdad y amor resulta muy problemático porque las limitaciones individuales y sociales facilitan el vivir en la mentira, el dominio y la violencia. El que Gandhi haya logrado en buena medida superar estas limitaciones es una hazaña notable y una esperanza para el resto de la humanidad.
En este escrito retomaremos brevemente algunas palabras de Gandhi que expresan brevemente el núcleo de su experiencia de Dios y de su manera de vivir consecuente con la interpretación de esa experiencia.

La búsqueda de la Verdad

Gandhi se identificaba a sí mismo como un buscador de la Verdad; se percibía a sí mismo como alguien que ya poseía una parte de ella y la vivía, pero que necesitaba avanzar y crecer siempre en esa dirección.
En su búsqueda de la Verdad no partió de cero, sino de la religión hindú que tiene como centro cuatro creencias:
1) Dios es.
2) Dios puede ser conocido, sentido, experimentado, inmediatamente, en las profundidades de la propia alma.
3) Conocer a Dios es la meta suprema de la existencia humana.
4) Dios puede llegar a ser conocido a través de diferentes caminos, es decir, la Verdad es una pero se le llama con varios nombres. Como dice Krishna en el Bahagavad-Gita 4/11: "Cualquier camino que el hombre recorra es mi camino: no importa donde camine, va hacia mí".
El hinduismo fue su punto de partida natural, por haber nacido en la India, pero fue también su punto de llegada razonado, después de abrirse a otras religiones.
Como les platicó a los misioneros cristianos, el 28 de julio de 1925, en Calcuta, al hablarles de sus primeros años de búsqueda religiosa:

“No paré de estudiar la Biblia ni los comentarios ni otros libros sobre el cristianismo que mis amigos pusieron en mis manos; pero me decía a mí mismo que si iba a encontrar satisfacción por medio del razonamiento, debía estudiar las escrituras de otras religiones y elegir. Y tomé el Corán, traté de entender lo que pude sobre el judaísmo como algo distinto del cristianismo. Estudié Zoroastrianismo y llegué a la conclusión de que todas las religiones eran correctas y que cada una era imperfecta, porque eran interpretadas con nuestro pobre intelecto, algunas veces con nuestro pobre corazón y muy frecuentemente las malinterpretábamos. En todas las religiones encontré, con dolor, que había varias e incluso contradictorias interpretaciones de algunos textos y me dije a mí mismo: estas cosas no son para mí. Si quiero satisfacer a mi alma debo sentir mi camino. Tengo que esperar silenciosamente a Dios y pedirle que me guíe”.

La Verdad se había convertido en su único objetivo y en la sustancia de su vida y terminó por convencerse de que el Bhagavad-Gita era "el libro por excelencia para el conocimiento de la Verdad" y toda su vida se convirtió en un intento de vivir el Gita. De hecho ese libro es la primera gran síntesis de las creencias del hinduismo. Gandhi terminó por ser profundamente hindú sin formalismos ni ortodoxias.

La Verdad es Dios

Veamos cómo relata él mismo su percepción de Dios como Verdad y la manera en que esa comprensión la convirtió en vida.

"Siendo muy joven, me enseñaron a repetir lo que en las Escrituras hindúes se conoce como 'los mil nombres de Dios'. Pero estos mil nombres no son en modo alguno exhaustivos. Nosotros creemos, y yo pienso que es verdad, que Dios tiene tantos nombres como criaturas hay. Por eso también decimos que Dios no tiene nombre. Y, así como Dios tiene muchas formas, también consideramos que Dios no tiene forma; y del mismo modo que Dios habla a través de muchas lenguas, también consideramos que Dios no habla; y así sucesivamente. De hecho, cuando empecé a estudiar el Islam, descubrí que también el Islam tiene muchos nombres para llamar a Dios.
Con los que dicen 'Dios es Amor', yo digo que Dios es Amor. Pero en lo más hondo de mi ser afirmo que, aunque Dios sea Amor, por encima de todo Dios es Verdad. Yo había llegado a la conclusión de que la frase que ofrece la descripción más plena de Dios que los seres humanos pueden alcanzar es: 'Dios es Verdad'. Pero hace dos años di un paso más y dije que la Verdad es Dios. Hay una sutil distinción entre ambas afirmaciones: 'Dios es Verdad' y 'La Verdad es Dios'. Llegué a esta conclusión después de una búsqueda continua e incesante de la verdad que empezó hace cincuenta años. Más tarde descubrí que lo que más nos aproxima a la verdad es el amor. Pero también comprendí que la palabra 'amor' tiene muchos significados, y que el amor humano, en el sentido de pasión, puede convertirse en algo degradante. También percibí que el amor, en el sentido de no violencia, tenía pocos partidarios en el mundo. Pero nunca encontré un doble sentido en relación con la verdad, y ni siquiera los ateos ponen objeciones a la necesidad del poder de la verdad. Sin embargo, en su pasión por descubrir la verdad, los ateos no dudan en negar la existencia misma de Dios -lo cual es una consecuencia lógica desde su punto de vista-. Debido a este razonamiento, comprendí que, en lugar de decir 'Dios es Verdad', tengo que decir 'La Verdad es Dios'.
A esto hay que añadir la gran dificultad que supone el hecho de que, en nombre de Dios, millones de personas hayan cometido atrocidades indescriptibles. También es cierto que los hombres de ciencia con mucha frecuencia cometen atrocidades en nombre de la Verdad. Ahora bien, no podemos olvidar que, según la filosofía hindú, sólo Dios es, y nada más existe. Y esta misma verdad se encuentra subrayada y ejemplificada en el Islam, que afirma claramente que sólo Dios es y que no existe nada más. De hecho, la palabra sánscrita traducida por verdad es sat, que significa literalmente 'lo que existe'. Por estas y otras muchas razones, he llegado a la conclusión de que la definición 'la Verdad es Dios' es la que más me satisface. Y si queremos encontrar la Verdad como Dios, el único medio inevitable es el amor, es decir, la no violencia. Y como creo que, en última instancia, los medios y los fines son términos intercambiables, no dudo en decir que Dios es Amor." ()





El método del satyagraha

Su creencia de que la Verdad es Dios no quedó para él en un hecho meramente intelectual sino que tuvo consecuencias prácticas decisivas. Esa percepción Dios-Verdad la convirtió en un método de lucha política. Y ese método fue la manera que encontró de mantenerse unido a Dios en su vida activa.

"Durante los últimos treinta años he predicado y practicado el satyagraha [...] El significado originario [de esta palabra] es 'aferrarse a la verdad' y, por consiguiente, 'fuerza de la verdad'. También lo he llamado 'fuerza del amor' o 'fuerza del alma'. En las primeras etapas de la aplicación del satyagraha descubrí que la búsqueda de la verdad no admite que la violencia sea infligida al adversario, sino que tiene que ser apartado del error por medio de la paciencia y la simpatía. Porque lo que parece verdad para uno puede ser error para otro. Y la paciencia significa sufrimiento personal. Así, la doctrina pasó a significar defensa de la Verdad no infligiendo sufrimiento al adversario, sino a uno mismo.
Pero en el campo político la lucha por el pueblo consiste ante todo en oponerse al error encarnado en leyes injustas. Cuando no hemos conseguido hacer entender al legislador que estaba equivocado, a base de reclamaciones y otros medios similares, el único remedio que tenemos a nuestro alcance, si no queremos someternos al error, es obligar al legislador, mediante la fuerza física, a ceder a nuestras pretensiones o sufrir personalmente, asumiendo la pena por la transgresión de la ley. Por esta razón, la mayoría de las personas piensan que el satyagraha es desobediencia civil o resistencia civil".

"El satyagraha excluye el uso de la violencia, porque la humanidad no es capaz de conocer la verdad absoluta y, por tanto, no es competente para castigar. La no colaboración y la desobediencia civil son ramas de satyagraha, que incluye toda la resistencia no violenta en defensa de la verdad".

"Si la pérdida de la vida se hace necesaria en una batalla justa uno debe estar preparado, como Jesús, para derramar su propia sangre, y no la de otros. Y eventualmente se derramaría menos sangre en el mundo"
"Es curioso cómo nos engañamos a nosotros mismos, imaginándonos que el cuerpo puede mejorarse, pero que es imposible evocar los poderes ocultos del alma. Yo estoy empeñado en demostrar que si tengo algunos de esos poderes, soy un mortal tan frágil como cualquiera de nosotros y que jamás he tenido nada extraordinario en mí, ni lo tengo ahora. Soy un simple individuo capaz de errar como cualquier otro ser mortal. Poseo, sin embargo, la suficiente humildad para confesar mis errores y desandar mis pasos. Tengo una fe inquebrantable en Dios y en Su bondad, y una pasión inconsumible por la verdad y el amor. ¿Pero no es eso lo que toda persona tiene latente en sí? Si hemos de progresar, no debemos repetir la historia, sino hacer una nueva historia. Debemos agregar algo a la herencia que nos han dejado nuestros antepasados".

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