¿Cuál es el Dios que yo podría encontrar?

Entrevista con José Daniel

- ¿Crees en Dios?

- Bueno ha sido una de mis búsquedas difíciles, porque de chico fui educado en una tradición judeo cristiana. Mis estudios me han hecho indagar en muchos libros donde deposité mi confianza. No he tenido un acercamiento por experiencia o por revelación, ha sido más una idea de Dios obtenida por medio del conocimiento de los libros de algunos autores. Y todavía no decido si creo o no creo. Sigo siendo un buscador.

- ¿Qué te despertó la búsqueda?

- El detonante de mi continua búsqueda fue mi educación de chico de un cristianismo difícil, áspero, de un Dios castigador que no perdona tan fácilmente entre pecados capitales y no capitales. Todo eso hace mella en mi persona, así que cuando me acerco a la filosofía hay un encontronazo fuertísimo.
La parte que tiene que ver con mi experiencia para la búsqueda de Dios es la muerte de mi hermano. En ese entonces tuve que indagar por mi propia cuenta, ya no siguiendo a los profesores, sino autores que tratan el tema de lo sagrado, como Mircea Eliade o los místicos, sin tener la influencia de un profesor, por muy erudito que fuera. Se trataba de buscar con herramientas propias y llegar a una postura.

- ¿Qué pasa con la muerte de tu hermano que te mueve todo?

- Hay un gran descontrol. En ese momento yo era creyente pero no le reclamo nada a Dios. Ni siquiera puedo llorar en ese momento.

- ¿Fue un accidente?

- Fue un accidente automovilístico. No reclamo nada, no busco culpables. Después de un tiempo de dolor, vuelvo a apagar mi dolor con el cristianismo otra vez. En la congregación a la que voy, me preparo para después ir a predicar. Pero el cristianismo se me hace un poquito humilde, hasta que encuentro a autores como León Bloy, Georges Bernanos, etc., que me dan una visión del cristianismo un poco más difícil, más crítico con la misma religión y con la sociedad. Me convencen un poquito, pero no al grado de ser aliado de ellos, de ser participante de lo que profesan. Sigo la búsqueda individual.

- ¿Te vas del cristianismo a partir de la experiencia de la muerte de tu hermano?

- Regreso y me vuelvo a ir. Fue un tipo de prueba que me puse. Muchas veces decimos que el accidente o la muerte es normal y es normal que le pase también a gente de nuestra familia. En aquél momento estaba furioso, pero no culpaba a nadie, porque me cuesta trabajo suspender el juicio y buscar culpables para estar tranquilo. Eso hizo que en cierto momento regresara al cristianismo, pero me pareció muy sumiso para ese momento de furia.
Por el descontrol emocional termino tatuándome los brazos poco a poco. Estallando mi dolor interno con un dolor externo. Cinco horas estuvieron tallándome los brazos. Quedar cansado... buscar paliativos... No creía en curaciones superficiales o que alguien me dijera: "Bueno... son cosas de la vida".
Termino por ser nuevamente un buscador. Pero me di un tiempo de descontrol emocional que no pude evitar. Caí en relaciones insubstanciales con mujeres. Es cuando dices que las cosas andan fáciles, cuando dices que si eres honesto todo se te da. Y, afortunadamente, todo me salía bien. Pude tener muchas parejas y no pasaba nada. Yo me decía: “¿Cómo es posible que este mundo se me haya ocultado tanto tiempo?” El tiempo no cura las cosas, pero las aplaca bastante. Después de eso vuelvo otra vez a los libros.

- ¿Qué pregunta te haces después de la muerte de tu hermano? ¿Qué se pierde que buscas encontrar de nuevo?

- Al principio buscaba desmesuradamente saber que podríamos reencontrarnos en algún momento, porque trabajamos juntos cinco años. Hay cosas que escribía sobre si encontrarnos en un acantilado… si nos volveríamos a ver o no... ese tipo de candidez que a uno le surge con el dolor, como una palabra de Gabriel Marcel que dice: "Mientras tu corazón los nombre ellos no mueren", pero no es lo suficiente para apaciguar el dolor. La pregunta era: “¿En dónde está Dios? ¿Existe o no?” Después de un tiempo de haber suspendido esa pregunta, la retomo.

- ¿La existencia de Dios abría la posibilidad de un reencuentro con tu hermano?

- Abría una postura alternativa. Hay alternativas espirituales, del sentido de la vida, de verdaderamente ser bueno con el prójimo, como diría Max Horkheimer: "Una realidad totalmente otra donde se haga justicia a la injusticia" o “donde el sin sentido de este mundo adquiera un sentido”. Ando deambulando, volviendo al cristianismo y de repente dándole la espalda.
Es cuando vuelvo a Mircea Eliade. El problema es de lo sagrado: ¿cuál es el Dios de los filósofos? ¿Cuál es el Dios que yo podría encontrar? Es la desesperación. Es una voluntad de afianzar, de decir: está bien, aquí podemos comenzar.

- ¿Y respecto al reencuentro con tu hermano a qué conclusión llegaste?

- Ya no me es tan fácil creer en algún reencuentro, ya no me es tan fácil creer que Dios es el medio, que Cristo es el medio. Más bien creo que el conocimiento humano te da cierta tranquilidad, te hace ver las pautas que te marca la vida y que no te da chance de más. Y que lo que tardas, de alguna manera, en este batallar, te da tranquilidad. Tú lees psicología para entender cierta actitud de la gente y así, cuando te hacen algo, no vas a actuar con golpes, no vas a actuar con el desánimo con el que a veces actúas, porque un amigo te presionó o porque tu novia no te quiere. Te das posibilidades de más actuación, de que en la mente pase algo que te pueda dejar fuera. A mí la psicología me ha apaciguado mucho en diferentes tipos de cosas, pero más en las relaciones personales. La gente puede hacer lo que quiera porque hay libertad. Uno no tiene que ser el medio para que en función de ti se hagan las cosas. "No... es que él se va a enojar", "No... es que lo voy a traicionar". Ya no me importa enseñarle a la gente nada. Ya no quiero obligar a mi papá a entender cosas de la filosofía ni de la política. Hay un diálogo muy bueno. Ya no termino mal, como antes que quería imponer mis ideas. Ciorán llega a decir que las ideas son neutras hasta cierto punto, pero el hombre es el que les prende fuego. Y eso hace el que quiere las ideas como estandarte: el marxismo, el cristianismo, ideas modernas... Pero tendría que ser nada más eso... ideas contra ideas, y cuando empuñas la espada...

- Decías hace rato: "A la congregación que yo voy ahora..." ¿Podrías hablar un poco más de eso?

- Sí, tiene tintes judíos. No hay imágenes. Celebra tres festividades: Pascua, Pentecostés y las Cabañas. Tiene diferentes tradiciones judaicas y también del cristianismo. Por ejemplo, ellos creen rescatar lo que todavía se conserva de los judíos y que no se ha abolido por venir Cristo. Que la ley va abolir ciertas cosas. Ellos piensan que estas festividades no están abolidas. Creen rescatar lo que queda del Antiguo Testamento y lo nuevo que pervive del cristianismo. En el cristianismo el primer mandamiento es: "Amar a tu Dios con toda tu alma, con todo tu corazón, y al prójimo". Entonces, por ahí va la idea.

- ¿Esa congregación se fundó aquí o es estadounidense o europea...?

- Se llama Iglesia de Dios Israelita. Hay en diferentes ciudades, pero también hay una fragmentación.

- ¿Cómo la conociste?

- Mis padres entraron a esa congregación por mi abuelita. Mi madre entró por su mamá. Mi padre, al casarse, entra también. Y de ahí, nosotros, los hijos, fuimos ingresados por medio de la enseñanza. Pero no sé exactamente de dónde venga.

- Entonces ¿el distanciamiento que mencionaste es de esta congregación? ¿Actualmente ya te reincorporaste o cuál es tu situación?

- No, ya voy por cuenta propia tratando de encontrar algo. Si es que algo he de encontrar…

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