Con este texto se
inicia la publicación mensual de experiencias de presencia o ausencia de Dios,
de parte de personas de todo tipo de creencias religiosas. Se trata de
compartir un campo vital de la existencia humana, para darnos vida unos a
otros. Todos están invitados a participar: dando su testimonio y/o como
lectores.
Este
proyecto se basa en la siguiente idea: cada quien tiene una relación con Dios,
una experiencia que le proporciona una manera particular de identificarlo y
describirlo. Históricamente la palabra Dios se ha usado para representar la
plenitud de la vida y, por eso mismo, a la mayor y más elevada felicidad a la
que se pueda aspirar; pero también se la ha usado para representar lo que es
enemigo del placer, la inteligencia y la dicha (ha sido vinculada con el sufrimiento,
el malestar y la superstición).
Yo creo que Dios es lo que amamos
sobre todas las cosas o lo que nos gustaría amar sobre todas las cosas. En este
sentido podemos contar historias de politeísmo, monoteísmo, idolatría y
ateísmo.
El amor no se da por casualidad,
surge del encuentro y crece con la convivencia y la experiencia. El Dios en el
que creemos puede ser personal o impersonal, pero los seres humanos tendemos a
personalizar todo lo que nos importa, y eso vale todavía más si se trata del
amor.
Dios es también lo que consideramos
como la fuente de nuestra vida. Se convierte en nuestro Dios aquello a lo que
constantemente acudimos para renovarnos, fortalecernos y vivificarnos.
Dios es, pues, el
origen y el fin de nuestra vida; es lo que le da sentido a la vida de
cada quien.
Estamos acostumbrados a oír hablar
de Dios cuando la gente quiere corregirnos o cuando quiere convencernos de lo
bueno que es seguir un estilo de vida y realizar determinados rituales. La
gente tiende a hablar de la existencia de Dios, afirmándola o negándola, al
tratar de ayudar, liberar o salvar a la persona que quiere, pero hace falta
hablar de otra manera, desde nuestra experiencia, sin tratar de predicar ni
convencer acerca de nada.
Para darle más importancia a la
experiencia y con el objeto de protegerla como intimidad, el nombre de las
personas que comuniquen aquí una experiencia o toda una historia podrá ser
con seudónimo o nombre propio.
Cualquier colaboración oral,
escrita, comentario o sugerencia será bien recibida.
Arturo
Michel
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