Por Arturo Michel Pérez
La revolución y el diálogo con los espíritus
La terminación de
los 30 años de dictadura del general Porfirio Díaz se debió a la revolución
promovida y encabezada por el rico hacendado Francisco I. Madero, en noviembre
de 1910. La intervención decisiva de este hombre, en esa lucha por la libertad
de los mexicanos, se dio gracias a que durante los diez años anteriores, él
creció y se formó espiritualmente de una manera metódica y constante.
Madero conquistó su libertad
interior después de casi una década de luchar en su revolución espiritual; sin
ella no se habría atrevido a arriesgar su seguridad, su comodidad y la inmensa
riqueza de él y de su familia al encabezar la oposición contra el que parecía a
los mexicanos el presidente invencible y todo-poderoso.
A Francisco Ignacio Madero se le
reconoce el papel principal en la revolución y en el fin de la dictadura, pero
se suele decir, casi con vergüenza, que estaba medio loco, que conversaba con
espíritus. Esos diálogos espirituales han sido siempre muy incómodos para los
historiadores y para todos los que se aproximan a él. Por eso se ha tendido
siempre a dejarlos de lado como una extravagancia irrelevante.
Pero
el acto de exclusión de esta parte fundamental de la vida de Madero sería
equivalente a reconocer el papel decisivo de Juana de Arco en la coronación de
Carlos VII de Francia (en 1429) y en la expulsión de los ingleses del suelo
francés; y añadir, como si fuera un pequeño detalle impertinente, que Juana oía
voces de tres espíritus que se le presentaban. Como si las voces escuchadas no
hubieran sido esenciales en la unidad de los franceses y en la vida de esa
campesina desde sus 16 años.[1]
Sin
el diálogo con los espíritus Madero no habría promovido ni encabezado la
revolución. Esos diálogos que orientaron su profunda transformación personal
son una parte clave de la historia de México y no se le ha dado la importancia
que tienen.
En
sus memorias, él mismo nos dice:
“Estas comunicaciones (…) lograron transformarme;
y de un joven libertino e inútil para la sociedad, han hecho de mí un hombre de
familia, honrado, que se preocupa por el bien de la patria y que tiende a
servirla en la medida de sus fuerzas”.[2]
No hay manera de
conocer directamente lo que dijeron uno y los otros durante las conversaciones,
pero sí quedó una constancia por escrito de lo que los espíritus dijeron a
Madero del año 1901 a
1908 y al examinar las acciones de éste podremos ver la forma en que respondió
con hechos a las palabras que escuchó. Estas dos perspectivas nos ayudarán a
entender mejor el sentido de la vida y de la lucha de este hombre.
La diversidad de espíritus
Desde mayo de 1901,
los miércoles a las 9:00 p.m., Madero asistió a las reuniones del Círculo Espírita
de San Pedro de las Colonias, Coahuila, y él mismo fue el médium a través del
cual se comunicaron los espíritus con el grupo.
Normalmente
se tiende a asociar las sesiones espiritistas con ingenuos que se dejan
sugestionar o engañar por charlatanes o ilusiones; o se piensa en ellas como
intentos de magia o brujería; o se les toma como una manera de jugar y
divertirse con lo misterioso, etc. Francisco, por su parte, las entendía como
una manera de acceder racionalmente a un espacio de convivencia tan real como
el que habitamos, pero más amplio y con más dimensiones de las que estamos
acostumbrados a vivir. Y advertía:
“De
ninguna manera debemos creer todo lo que afirman los médiums, ni aún los mismos
espíritus, por bien comprobada que esté su intervención. Los unos y los otros
están sujetos a error”. “Sólo nuestra razón podrá guiarnos. Toda comunicación
espírita, aunque revista todos los caracteres de autenticidad, no debe ser
aceptada sin pasar antes por el tamiz de nuestra razón. Las comunicaciones de
los espíritus deben tener para nosotros el mismo valor que los escritos de un
encarnado Sólo la fuerza de sus razonamientos debe convencernos”.[3]
Y añadía otra
precaución importante, citando a San Juan Evangelista en su primera epístola,
capítulo cuatro, versículo dos: “No creáis a cualquier espíritu: antes examinad
si los espíritus vienen de Dios”.[4]
Madero también decía que el mismo Jesucristo había anticipado la existencia de
falsos profetas y que una manera de distinguirlos era examinando sus obras.
“Por sus frutos los conoceréis”.[5]
Al lugar de convivencia, abierto
semanalmente para el pequeño círculo espírita asistían espíritus de diferentes
clases y jerarquías, pero todos ellos con el propósito de instruir a los
interesados sobre las relaciones de esta vida con las otras; y sobre las
interacciones de los seres humanos con los habitantes de un “espacio” más
amplio.
La
riqueza de las comunicaciones describía las mil formas en que esta vida humana
era “un medio de
perfeccionarse y de acercarse a Dios."[6]
Según ellos el objetivo de la vida es que el ser humano pueda dar “el paso más
importante de su evolución que consiste en dominar por completo la materia al
grado de hacer de su cuerpo un instrumento de su espíritu en vez de que éste
sea esclavo de aquél”.[7]
Y este dominio es el que permite en verdad “amar a Dios sobre todas las cosas”
y “amar al prójimo como Dios lo ama”.[8]
Francisco y los espíritus con los que se
comunicaba pensaban que, durante cada reencarnación, la gente podía avanzar en
el logro de estos objetivos vitales o fracasar en el intento y la prueba.
El espíritu más elevado que se comunicó con
Madero fue el que se llamaba “José” y tuvo acceso a él, desde 1907, sólo
después de lograr avances importantes en su desarrollo personal; de hecho fue
el que lo ayudó en su liberación espiritual y lo preparó para la lucha contra
la dictadura de Porfirio Díaz.
Después de dos años de haber estado en
comunicación frecuente e intensa, José le reveló a Francisco:
“Yo he sido mexicano en mis últimas
reencarnaciones, tengo gran amor a este país y he dedicado todas mis fuerzas a
trabajar por su bien. Ya llegará el día en que sepas cuál es mi verdadero
nombre”.[9]
El espíritu que inicialmente guió el crecimiento
espiritual de Madero y de su círculo fue el de “Raúl”, un hermano suyo que
había muerto en 1887 a
la edad de cuatro años en circunstancias trágicas. Era un espíritu que había
avanzado mucho en sus reencarnaciones anteriores.
Francisco cuenta de este modo la muerte de su
pequeño hermano Raúl:
“Su muerte fue verdaderamente trágica, pues con
un carrizo que él traía, hizo que se desprendiera la lámpara de petróleo que
estaba pendiente de una pared, y al caer sobre él lo bañó el líquido
combustible que inflamó con la mecha. Raulito sólo sobrevivió 17 horas y murió
en medio de grandes sufrimientos, pero con una calma y serenidad que revelaban
la grandeza de su alma. En nuestra familia recordamos con ternura algunas de
sus últimas palabras que pronunció antes de morir: ‘Ya no vuelvo a ir a la
cocina, mamacita’, porque precisamente cerca de aquél lugar había encontrado la
muerte”.[10]
Entre
los espíritus que habían tenido éxito en avanzar en el cumplimiento de sus
objetivos en su vida terrena estaba el de Florencio Lira que les comunicó lo
siguiente:
"Yo estuve unos cuantos días después de que abandoné mi cuerpo
bajo la influencia de la materia, lo que os hace estar en una turbación difícil
de explicar, pero que se parece mucho a cuando está uno soñando nomás que el
despertar es muy distinto, pues ya no se sienten los dolores ni el peso del
cuerpo, ni el cansancio; anda el espíritu con la velocidad del pensamiento,
abarca con su mirada las profundidades del espacio y va y adora a su creador.”
“Yo abandoné según
ustedes pronto su mundo pero realmente ya tenía deseos de regresar a mi
verdadera patria que es el Espacio, el Espacio sin límites y sin fin. Qué
distinto es vivir aquí a la vida entre
ustedes tan llena de sufrimientos y de penas de toda clase.”
“Aquí no hay ricos ni
pobres, no hay más superioridad que la superioridad moral y no hay superiores
déspotas, porque la verdadera superioridad está en ser generoso, en amar al
prójimo como a sí mismo, en amar y perdonar a sus semejantes, a sus amigos, a
ser modestos y humildes."
"... Yo entre
ustedes ocupaba una misión muy humilde, pero aquí es un poco distinto pues
muchas personas que en ésa se creían muy superiores a mí, aquí han venido a
ocupar un rango muy inferior al mío".
"Les digo eso
primeramente para que no se envanezcan si tienen una posición social y siquiera
para que procuren ser virtuosos y buenos, a fin de que en este mundo, que es
donde realmente se vive, vengan a ocupar una posición elevada y gocen de todos
los bienes inherentes a ella, que son una felicidad sin pena amarga de ninguna
clase y del placer de viajar con la velocidad del pensamiento."
"Eso es uno de
tantos placeres pero el principal de todos consiste en ayudar a la obra sublime
de Dios haciendo que progresen los habitantes de éste y de todos los
mundos".[11]
Uno de los
espíritus que no avanzó en el cumplimiento de sus objetivos fue el de José
Cortés. En su comunicación les dijo:
"Figúrense que generalmente estoy sumergido
en una oscuridad tal que apenas es comparable con la que sienten en un cuarto
muy oscuro cuando vienen de donde hay mucha luz; de cuando en cuando pasan luces
de aspecto terrible, los ojos de las que fueron mis víctimas en la tierra, esos
ojos lanzan unos rayos que me hacen estremecer de pavor y me hacen temblar de
una emoción inexplicable. Estoy entonces en un estado peor, mil veces peor, que
en la que se encuentran ustedes cuando tienen una terrible pesadilla."
"Sin embargo, desde
que he podido comprender que mi causa no estaba tan perdida y que por medio de
la oración y el arrepentimiento podría llegar a mejorar, me he propuesto buscar
lo malo en mis acciones y Dios me ha dado luz suficiente para ver ese mal y ha
infundido en el fondo de mi corazón un sincero arrepentimiento por mi conducta
tan criminal, así que ahora ya tengo momentos de lucidez, más grandes que
cuando hablé con ustedes por primera vez y ahora pude decirles con más claridad
lo que siento".[12]
Otro de los que no
cumplió con sus objetivos fue José Vierna Zorrilla que se suicidó cuando casi
había llegado a la locura, y les dijo:
"He dejado esta existencia (terrena) cansado de luchar contra tantas
vicisitudes y en vez de encontrar el reposo que buscaba, he encontrado un
suplicio atroz. Figúrense ustedes que a cada momento me veo pistola en mano y a
pesar mío, vuelvo a estirar el gatillo; constantemente estoy sufriendo el mismo
dolor que cuando tuve la debilidad de darme el tiro que me hizo abandonar esta
vida. Bien triste es mi condición ahora y comprendo cuán torpe fui en no tener
más resignación y más fe en Dios.
Desgraciadamente,
aunque no en la misma escala que yo, pero todos sufren en este mundo
(terrenal), y desgraciadamente digo, son muy pocos los que comprenden cómo
deben de considerar la vida. Todos tienen un afán grandísimo por acrecentar sus
fortunas materiales y nadie piensa en embellecer su espíritu, no obstante que
las cualidades y virtudes adquiridas es el único bien sólido que tienen
ustedes, pues las riquezas hoy las tienen y mañana las perderán, sobre todo
cuando dejen la tierra".[13]
Raúl les habló
también acerca de la clase de espíritus que no cumplieron en su vida humana con
los propósitos de perfeccionamiento, pero que tampoco se distinguieron por
dañar a sus semejantes:
“Los
espíritus que son regulares, es decir, ni buenos ni malos, llevan en el Espacio
una vida que casi se podría decir vegetativa, pues ni gozan ni sufren y están
así hasta que algún ideal elevado, algún pensamiento noble los viene a sacar de
su apatía”
Los diferentes
espíritus comunicaban sus vivencias y el estado de bienestar o malestar en que
se encontraban en el “espacio”, con el objeto de clarificar a los miembros del
círculo espírita las opciones de vida que tenían y las consecuencias que
resultarían por escoger una alternativa u otra. Trataban de mostrar la
continuidad esencial que había, por un lado, entre la vida humana y la vida
siguiente en el “espacio”; y, por otro lado, la continuidad esencial entre esta
vida humana y las reencarnaciones previas que había realizado el espíritu. Para
ellos lo único que en verdad importaba (y es en lo que residía la continuidad)
era la construcción del espíritu con el material que se le iba dando en las
diferentes condiciones que se le ofrecían en este mundo y en los demás.
De
estas y otras comunicaciones se desprende la idea de que los espíritus tienen
un campo de acción más amplio (actúan en muchos mundos muy variados y los
disfrutan) en la medida en que se van elevado con su crecimiento en amor y
sabiduría. Ese gran espacio lo van ocupando haciendo el bien, dando y dándose
la buena vida. Los espíritus menos evolucionados, por su parte, tienen un campo
de acción más restringido en proporción a sus limitaciones y defectos; y la
reducción de su espacio vital se traduce en diferentes grados de soledad,
impotencia y sufrimiento.
En esos múltiples espacios vitales,
habitados por espíritus avanzados, atrasados o encarnados, sigue vigente la
exigencia de: perfeccionamiento, amor a los demás, sabiduría y acercamiento a
Dios. El cumplimiento o incumplimiento de esta exigencia o tendencia es el que
produce, en los espíritus, la felicidad o el sufrimiento en sus diferentes grados.
¿Qué es ser un espíritu?
Madero decidió
cumplir con la tarea que le correspondía en esta encarnación y avanzar en la
construcción y embellecimiento de su espíritu. Pero, se preguntaba, ¿qué es eso
de ser un espíritu?
Él se contestó que el espíritu es la fuerza
que unifica o integra a la materia y a la realidad. Y el espíritu humano se ha
ido formando y desarrollando por sus diferentes experiencias de unificación de
diferentes elementos al haber sido materia cósmica, planta, animal, etc.[14]
Como
le escribía Francisco al Sr.Luis G. Rubín el 9 de marzo de 1908:
“¿cuál
es el principio que nos ha hecho elevarnos desde el mineral hasta el hombre? Me
diría Ud. que el alma humana. ¿Pero esa alma que tanto ha luchado para
conquistar su individualidad se hará a un lado para dejar el fruto de sus
trabajos y sus conquistas a ese espíritu que no ha hecho nada para merecer ese
premio? ¿No sería más natural creer que ese espíritu residía en el fondo de esa
alma humana, del alma animal y del alma vital de las plantas y que se ha ido
desenvolviendo poco a poco buscando otra vez llegar a acercarse a su primitivo
punto de partida, que aunque no lo recuerde como decía muy bien Hermes, tiene
cierta intuición de su origen y destino?”.[15]
La unificación o
integración que realiza el espíritu se da por una mutua atracción. El espíritu
avanzado tiene un campo de acción muy amplio porque es atraído y atrae a
multitud de seres. Y entre más avanzado mayor es la cantidad de seres que
atrae, integra y unifica.
El espíritu que encarna como hombre
se ve atraído por multitud de seres humanos, animales, plantas y cosas. Es la
tendencia centrífuga. Se dispersa para alcanzar la multitud de seres, pero
necesita completar el movimiento y atraer hacia sí, integrar, a esa multitud.
Al ser atraído y dispersarse se somete a la materia; al atraerla y concentrarla
la somete como espíritu. El amor es el movimiento completo de ida y vuelta que
realiza el espíritu.
Un espíritu humano avanzado es tal,
porque ama y es amado por muchos seres humanos.
Es un espíritu avanzado porque con los vínculos que establece produce,
de manera momentánea o más duradera, un agrupamiento para el bien de todos.
Contribuye siempre a la unidad y a la armonía (aunque hacer eso incluye también
la lucha y la oposición contra lo que impide la unidad y la armonía). Eso es lo
que quiso hacer Madero: unir a los mexicanos en la lucha para acabar con la
dictadura y mantenerlos unidos para ejercer la libertad. Tuvo éxito en la
primera tarea, pero falló en la segunda.
Por su parte, un espíritu avanzado
es tal porque ama y es amado por muchos espíritus; en ese amor recíproco se
producen agrupamientos que hacen bien a los espíritus por él reunidos en los
diferentes “espacios” en los que actúa y habita.
El trabajo de embellecer el
espíritu
¿Qué se necesita hacer para perfeccionar o
embellecer el espíritu? ¿Cuál es la perspectiva adecuada para formular y
responder estas preguntas?
Los
espíritus que se comunicaban con Madero le insistían siempre en la necesidad de
ver las cosas desde una perspectiva más elevada,[16]
más abarcadora, porque la perspectiva humana es sumamente limitada. Señalaban
que entre más abajo nos ubicamos, menos entendemos las cosas. Como cuando nos
deprimimos y nos tiramos al suelo: desde el suelo las piedras parecen montañas.[17]
La perspectiva más elevada es la de
Dios. Veríamos y amaríamos mejor las cosas si las viéramos como Él y las
amáramos como Él.
Madero escribió en agosto de 1909
acerca de Dios:
“El
espiritismo nunca ha permitido definir a la divinidad, se limita a considerar a
Dios como el creador de cuanto existe, como un Ser todopoderoso, todo bondad y
todo amor para su creación en general y para cada una de sus criaturas en
particular.
Parece que Dios es el espíritu del
universo y que la materia cósmica, las nebulosas e innumerables soles y
planetas constituyen su cuerpo viviente, su parte material y visible”.[18]
Dios es “fuente única de todo amor,
de todo bien, de toda fuerza, de todos los seres, de todas las cosas”.[19]
“Dios es un Ser tan abstracto e
infinitamente grande, que nos es imposible, en nuestro actual estado de
desarrollo, podernos formar una idea, ni siquiera vaga de Él.
Por tal circunstancia, nos es aún
muy difícil amar a Dios como amamos a alguna persona muy querida o alguna buena
causa, por lo mismo nos es imposible amar y querer a Dios directamente, pero sí
podemos muy bien amarlo en sus obras: Dios no necesita de nosotros, y por
consiguiente, no podemos darle ningún tributo. Lo único que Él desea, como Padre
cariñoso, es que seamos felices; y para que lo logremos, es para lo cual nos ha
dado sus leyes. Por tal motivo, la obra más grata a Dios, es que cumplamos sus
leyes a fin de que en ellas encontremos nuestra ventura, que consiste en
cooperar a la dicha del género humano.”[20]
De esta concepción
espiritista de Madero se desprende que el movimiento amoroso de Dios también es
centrífugo y centrípeto: crea multitud de seres (centrífugo) y los unifica e
integra (centrípeto). Todos los seres participan en este doble movimiento,
consciente o inconscientemente. Un espíritu puede estar en el movimiento
amoroso incompleto de muchas maneras: puede andar disperso sometido a la
materia, sujeto a las pasiones corporales (fase inicial) o está dominando a la
materia pero lo hace en función de sí mismo, como si él fuera la meta última
(fase intermedia), o puede estar dominando la materia en función del Espíritu
(Dios). En este sentido los espíritus más avanzados son los que alinean sus
actividades en la Voluntad
del Espíritu.
La oración diaria
Para poder amar
plenamente, para amar como Dios quiere, los espíritus guías, Raúl y José,
consideraban indispensable la oración diaria. Madero nos dice al respecto,
pensando en su propia experiencia de oración:
“Cada
uno de nosotros siente la acción de Dios cuando se dirige a él con recogimiento
y fervor.
Indudablemente Él no quita de
nuestro camino los obstáculos que forzosamente debemos vencer para el
desarrollo de nuestras fuerzas; pero cuando nos dirigimos a Él con fervor,
recibimos, en cambio, como un baño de efluvios celestes que os fortifican y
alientan. Además, la oración nos acerca a Dios, nos pone en íntima comunión con
Él y aumenta nuestra seguridad de que al obrar de acuerdo con sus leyes, o sea,
con su plan divino, contamos con la ayuda de innumerables seres que secundan
nuestros esfuerzos. Por lo demás, la condición de que somos hijos de Dios, que
nuestro destino es glorioso y la potencialidad de nuestra fuerza inmensa,
centuplica nuestros esfuerzos en cualquier momento dado”.[21]
Madero hacía
oración con diferentes grados de frecuencia desde que empezó a recibir las
comunicaciones de los espíritus, incluso hacía ayunos y retiros en los que
oraba, leía y tomaba dictado de los espíritus. En uno de esos retiros descubrió
que el perfeccionamiento interior podría llevar toda la vida y aún así quizás
no bastara, según le escribió a su tío Catarino Benavides en abril de 1903.[22]
Pero incluso después de haber
avanzado mucho en su crecimiento espiritual seguía teniendo problemas con la
oración. José le señaló que no hacía meditación con suficiente recogimiento,
calma y fervor. Y al mes siguiente agregó que cuando está en silencio no
alcanza a abstraerse lo suficiente del mudo externo.[23]
Después de que Francisco ya había
logrado, según José, el triunfo de su espíritu sobre la materia, le seguían
señalando sus faltas y sus insuficiencias en la oración:
“La
causa de que no ores con el debido fervor es que dejas muchos días de hacerlo y
vas perdiendo la costumbre; además, no haces el esfuerzo que debieras hacer
para reconcentrarte y en vez de dirigir tu pensamiento con insistencia a un
punto dado, le permites que flote, que vague a los impulsos de todas las ideas
que se aglomeran en tu mente”.[24]
Hacer el bien en todas las
formas posibles
Algo que los
espíritus dejaron muy claro desde el principio de sus comunicaciones al círculo
espírita y a Madero fue que “la única fuente de verdadera felicidad” consistía
en “amar al mayor número posible de sus semejantes”.[25]
En una de sus intervenciones el
espíritu de Raúl le reprochó al grupo:
“Analicen
su vida y verán cuán poco bien hacen. Se levantan, leen sus periódicos con un
interés que parece que de ahí depende su salvación, luego escriben una que otra
carta, comen, duermen siesta, en la tarde van a dar la vuelta, a distraerse, a
desaburrirse, se juntan con algún amigo a platicar generalmente de cosas
pueriles o de negocios que generalmente nunca llevan a cabo, luego vuelven,
cenan muy contentos y en la noche al teatro, a leer novelas o pasar el tiempo
hablando siempre de negocios y cosas pueriles. En la noche se acuestan
generalmente tan preocupados de sus necesidades que no tienen tiempo para
elevar un rato su espíritu a Dios y decirle que los ilumine, que los ayude a
vencer sus malas inclinaciones, no le dan nunca las gracias por las riquezas
que les manda, pues no son para ustedes, son para que repartan entre sus
hermanos necesitados. Lo que deben hacer cada vez que algún negocio les pone en
bonanza para aumentar de cualquier modo sus riquezas, es decirle a Dios: ¡Padre
mío, me has aumentado mis riquezas, haz pues que tenga yo el valor, la energía
y la fuerza de voluntad necesarias para dar a este dinero el empleo que tú me
ordenas y no me vaya a envanecer, a enorgullecer a aumentar mi lujo, a gastar
en tonterías que llaman la atención de los bobos!”.[26]
A Francisco no se
aplicaban estos reproches. Su disposición de ayudar a toda clase de gente por
diferentes medios fue algo notable: no sólo pagaba buenos salarios a sus
trabajadores sino que los proveyó de viviendas higiénicas y bien ventiladas.
Enviaba a su médico personal a visitar y cuidar a los enfermos. Con su dinero
sostenía escuelas elementales y exigía a sus trabajadores que enviaran a sus
niños. Durante un año de sequía y desempleo del 90% de la fuerza de trabajo,
estableció un comedor público con ayuda de los habitantes más ricos. Después de
superada esa situación siguió alimentando a más de sesenta jóvenes en su casa.
Contribuyó con cantidades significativas para construir y mantener el hospital
de San Pedro y promovió la creación de una Escuela de Comercio a la que siguió
apoyando mensualmente.
En su afán de ayudar, él mismo
aprendió homeopatía (empezó a estudiarla en 1896 gracias al coronel Carlos
Herrera que tenía algún conocimiento de ella). En sus archivos se conservó un
libro de 92 páginas en las que anotó observaciones sobre diagnósticos y
tratamientos de pacientes. De acuerdo a los registros de ese libro, sólo en el
año de 1901 prescribió recetas para más de 300 personas.[27]
Además de recurrir
a la medicina alópata y a la homeopatía para curar a los enfermos, Francisco
utilizaba la imposición de manos.
Al
compartir su teoría y su práctica en este campo, Madero escribió:
“El
magnetismo es el fluido vital que sirve de intermediario entre el alma y el
cuerpo. Cando este fluido se debilita, sobreviene la enfermedad; cuando se
agota, la muerte. Además puede sobrevenir esta última cuando el fluido vital
encuentra obstruido algunos de los canales por donde circula, como pasa en las
heridas graves o en casos semejantes.
El fluido vital o
magnetismo llega a estar bajo el dominio de la voluntad y entonces quien ejerce
este dominio sobre sus fluidos, llamado magnetizador, puede comunicar parte de
su fluido a otras personas”.
“El efecto más frecuente y usual del magnetismo, es
llevar la salud a los enfermos. La transmisión de fluido sano y vigoroso a un
organismo debilitado, provoca una reacción en los fluidos de éste último;
reacción que muy pronto alivia las dolencias físicas”.
“Lo único que se necesita es buena voluntad y deseo
vehemente de curar al enfermo sin llevar ninguna mira egoísta. Animado de estos
deseos, y proponiéndoos comunicar al enfermo vuestros fluidos, poned vuestras
manos en la parte adolorida del paciente, y esperad con calma en medio del
mayor recogimiento y concentración de ideas. Muy pronto sentiréis la corriente
magnética que pasa por vuestros brazos, produciendo efectos diversos”.[28]
José, el guía de
Madero, le daba mucha importancia esta práctica de curación con las manos, pues
con ella se atraía la intervención de los espíritus superiores que eran los que
proporcionaban las corrientes de fluido vital. Esta actividad servía entonces
como entrenamiento para que Francisco fuera actuando cada vez de manera más
coordinada con esos espíritus.[29]
El examen de conciencia
Una práctica muy
importante para el crecimiento espiritual era el examen de conciencia todos los
días. El objetivo de este ejercicio era detectar las fallas y trabajar por
superarlas.
El espíritu de Raúl le decía en
junio de 1903:
“Todos
los días dedica media hora a examinar todos tus actos, todos tus pensamientos y
todos tus deseos, hazlo cuidadosamente uno por uno, pregúntate qué sería mejor
que hubieras hecho, imagínate qué te hubiera parecido que hicieran lo mismo
contigo; y cuando encuentres algo malo, procura siempre tenerlo en la memoria
para no volverlo a hacer. Aplicando este método que te indicamos, pocas veces
tendrás dudas, pero si alguna vez las tienes, pídele a Dios que te ilumine y
también háblanos a nosotros y te ayudaremos a escalar el punto dudoso.
Comprende
que entre más virtudes tengas más feliz te has de sentir y no sea tan necio que
vayas a permitir que cualquier preocupación venga a turbar la paz de tu
conciencia”.[30]
Seis años después,
Francisco interpretaba el examen de conciencia de la siguiente manera:
“El
hombre debe observar cuidadosamente las causas que impiden estar siempre
satisfecho y contento; debe estudiar concienzudamente todas sus sensaciones, a
fin de saber de un modo exacto cuáles le impresionan de un modo grato y duradero
y cuáles le causan impresiones pasajeras y de consecuencias dolorosas; y una
vez que haya encontrado las causas que le hacen sufrir o que de alguna manera
disminuyen su felicidad, debe hacer un esfuerzo constante por eliminarlas”.[31]
Raúl le decía a su
hermano Francisco: pídele a Dios que te dé “luz para conocer tus defectos y
fuerza para dominarlos”. Debes investigarlos y aplicar todas tus fuerzas en
quitártelos.[32]
Romper las cadenas que atan al
espíritu
De las
comunicaciones de los espíritus de Raúl y José, transcritas por Madero, se
puede pensar que, según ellos, cada hombre y mujer llegan a este mundo con la
tarea de que su espíritu se supere a sí mismo en aspectos muy precisos. El
cuerpo-materia es el instrumento que utilizará para la superación, pero en el
encuentro entre los dos, puede suceder que la fuerza del cuerpo se imponga y se
convierta en la meta y no en el medio para cumplir con el objetivo. La tarea
propuesta, previamente a la reencarnación, es que el ser humano viva para darle
a su espíritu lo que necesita y, al satisfacer esas necesidades, obtener los
placeres del espíritu; pero se corre el riesgo de vivir para satisfacer los
deseos del cuerpo, desde los más básicos hasta los más sofisticados.
Esa es la condición común a todos
los seres humanos. Lo que distingue a cada uno es el objetivo espiritual
preciso que tiene que conseguir en el período limitado de su vida y ese
objetivo espiritual produce siempre un agrupamiento: la formación de una
comunidad. Y como decía Madero: “Nada influye más para estrechar la unión entre
los hombres, que el haber luchado unidos y sufrido en común”.[33]
Todos los mortales cuentan
inicialmente con una comunidad mínima que tenderán a desarrollar y a
reproducir: la familia. Desde ese grupo se lucha y sufre en común. Pero incluso
esa meta mínima de comunidad, no está asegurada, pues los problemas, los
desafíos y los sufrimientos pueden dividir profundamente a la familia; y en vez
de amarse (que era de lo que se trataba) terminan rechazándose (una separación
no necesariamente es un rechazo, puede ser una forma de aceptación de los
límites que tiene cada quien).
Cada ser humano
puede pertenecer a muchas comunidades que también se forman en la lucha y el
sufrimiento. Es frecuente que la gente sienta su pertenencia a la familia, pero
también a una patria y a una comunidad religiosa, para poner sólo dos ejemplos.
En cada uno de estos grupos se
pretende poner al cuerpo-materia de cada quien, con todas sus capacidades, al
servicio de la comunidad en cuestión: sea la pareja, el grupo de amigos, la
familia, la patria, la iglesia, la humanidad, etc… Pero podría suceder que esta
pretensión original no se realizara y sucediera que un solo individuo o unos
cuantos pusieran a su servicio personal a cualquiera de estos grupos.
Esta equivocada subordinación del
todo a la parte, toma su fuerza de las características del cuerpo y la materia.
El todo del grupo o de los grupos unidos suele percibirse como algo muy
abstracto y poco real comparado con la solidez de un cuerpo material muy determinado.
Es como si el espíritu fuera lo irreal y la materia lo real. El todo-espíritu
(es decir, lo que unifica) no puede ser visto, ni tocado, ni oído, ni olido, ni
gustado, pero la parte material sí. Sin embargo, los grupos pequeños parecen
más reales, porque están más al alcance de los cinco sentidos: es como si la
familia pudiera verse cuando todos los miembros están reunidos, pero eso que se
ve y se toca no es el todo-espíritu; en realidad, lo que une a la familia, el
espíritu, no puede verse ni tocarse.
En
el caso del dictador, por ejemplo, el todo se pone en función de la parte, la
patria se pone al servicio de un individuo y él mismo confunde a la patria con
su persona. Esto se puede ejemplificar muy bien con las palabras del presidente
Victoriano Huerta: “México es como una serpiente: toda la vida en una cabeza.
Yo soy la cabeza de México, y mientras no me destruyan el país seguirá
existiendo”.[34]
En
el orden de ideas expuesto, este caso de Huerta sería un ejemplo del espíritu
que se pone al servicio de la materia, porque Huerta llegó a creer que él
unificaría a los mexicanos, es decir, que él era el espíritu de México cuando,
en realidad, ya estaba a punto de convertirse más bien en un cuerpo cirrótico y
moribundo. Él sería un caso concreto en el que la materia encadena al espíritu;
lo mismo que el caso de Porfirio Díaz como bien lo interpretaron en su momento
Madero, Raúl y José.
Así como sucede en la relación entre la patria y el dictador, puede
suceder en la familia en relación con el padre, la madre o algunos de los
hijos. El padre, la madre o el hijo puede querer subordinar a la familia a sus
intereses y confundirse a sí mismo con la familia. Esto vale para la confusión
de la parte y el todo en cualquier otro grupo. En esos casos el amor no se
realiza, la relación no es de amor recíproco o bien común.
Para cumplir con su tarea vital cada individuo necesitaría entonces
detectar y liberarse de lo que está haciendo para impedir u obstaculizar la
integración del grupo o la realización de la meta común. Esos factores de
impedimento o de obstáculo eran considerados por Raúl y José como impurezas,
como animalidad y naturaleza inferior, como cadenas de la materia que
aprisionaban al espíritu.
Lograr ser el dueño de sí mismo
El espíritu es la
fuerza que congrega, reúne e integra a los elementos diferentes. Entre más
diferenciado y unido está algo, más fuerte y avanzado está su espíritu, entre
más confuso y separado está más débil y atrasado se muestra el espíritu. Eso
vale para interpretar a cada ser humano.
Si un hombre piensa de una manera y
actúa de otra, si disocia pensamiento y acción, tiene un espíritu débil
todavía. Si la manera en que come, bebe, respira, camina, corre, trabaja, se
divierte, platica, estudia, aprende, descansa, duerme… está en función de un
objetivo preciso y es coherente con él, tiene un espíritu fuerte. Si la manera
en que trabaja le impide dormir bien o la manera en la que come le dificulta el
correr, etc. Si le da lo mismo trabajar que divertirse o dormir que estudiar;
si sus actividades son indiferentes o son incoherentes con sus objetivos, tiene
un espíritu débil, no está integrado, no es dueño de sí mismo, está todavía
dominado por la materia.
Para unificarse el hombre necesita
un proyecto. La realización del proyecto es la que le permitirá al ser humano
unir sus capacidades, sus pensamientos, sus sensaciones, sus acciones, etc.
Según el grado de complejidad y dificultad que tenga el proyecto será la
necesidad de un grado mayor o menor de integración del individuo que lo quiere
realizar. Un proyecto se considera más elevado entre más seres humanos
involucre para la realización de un bien común.
En la educación espiritual, Raúl y
José, le fueron proponiendo a Madero proyectos a realizar cada vez más
difíciles y complejos. Y en función de ellos le fueron pidiendo que se
examinara a sí mismo, encontrara las fallas que le impedían cumplir con sus
propósitos y las superara.
Primero
le pidieron que dejara de centrarse nada más en sí mismo y realizara obras de
caridad y pensara en la manera de atender a los enfermos, hambrientos,
analfabetos y desempleados. Esa obra se convirtió en la primera medida para
examinar sus fallas y superarlas. Después vinieron otras.
Le
propusieron que luchara en las elecciones municipales de San Pedro de las
Colonias en 1904 con un candidato independiente y al año siguiente en las
elecciones para gobernador constitucional de Coahuila, con otro candidato. Le
fueron ampliando el radio de interacción con otros seres humanos y aumentando
así las exigencias de conocimientos e intensificando los desafíos de
convivencia. Madero fue aceptando las propuestas, realizando los proyectos,
creciendo y capacitándose.
Los
cuadernos en los que Francisco registró las comunicaciones de los espíritus de
los años 1905 y 1906 por el momento siguen extraviados, así que no sabemos qué
medios específicos se utilizaron en este período para promover el desarrollo de
Madero.
El
año de 1907 fue un año muy crítico:
estuvo a punto de arruinarse el plan que los espíritus habían diseñado como
propuesta para Madero o la tarea que él mismo se había impuesto para esta
reencarnación que estaba viviendo.
La
primera comunicación registrada es del 17 de abril de 1907. Esta vez el hueco
de los primeros tres meses no tiene que ver con el extravío de los cuadernos
sino con la suspensión de la comunicación entre Francisco y el espíritu de su
hermano Raúl. Tiene que ver con un comportamiento inadecuado de Madero en
relación al crecimiento espiritual. Ese día le dijo Raúl:
"Con cuanta tristeza nos hemos tenido que alejar de tu lado las
veces que olvidando tu naturaleza superior, despreciando la elevada o noble
misión que has escogido y que Dios te ha concedido y dejándote dominar por los
instintos, los males de tu naturaleza inferior, has cometido acciones
vergonzosas, tan repugnantes que verdaderamente hemos tenido que separarnos de
ti, porque el contacto contigo nos era imposible, porque con esas acciones
rompías todos los lazos de afinidad que te unen a nosotros."
"Sí querido
hermanito mío, honda y terrible impresión nos causó verte descender a tales
profundidades, verte despeñar a tan tenebrosos abismos. Afortunadamente no está
todo perdido pues sólo cediste en un momento de efusión y luego de felicidad,
afortunadamente tan pronto como la materia tuvo saciadas sus asquerosas
necesidades, tu espíritu volvió a tener conciencia de sí mismo, volvió a
imperar en amo y señor sobre su morada, y entonces tus ardientes oraciones, tus
tristísimas reflexiones, tus finísimos propósitos de purificarte de nuevo, volviste
a atraernos a tu lado y la terrible duda que en un momento de desaliento
llegamos a abrigar, se tornó en una fe inmensa, en la certidumbre de que sería
tu última caída, de que habrías tomado experiencias de los peligros a que estás
expuesto para evitarlos, que comprenderías lo expuesto que estás a perder los
inmensos tesoros adquiridos para cuidarlos con una previsora vigilancia;
previsora sí, para evitar el peligro.
La embriaguez de la
victoria es peligrosa, porque expone a cometer imprudencias de que se puede
aprovechar el enemigo para dar un ataque imprevisto y audaz y que puede tener
consecuencias desastrosas. Sí, hermanito querido, ahora sí consideramos definitivo tu triunfo, pues conocemos
demasiado tus más recónditos pensamientos para poner en duda el horror que te
causa la caída, para comprender cuán grande es tu amor a tus semejantes, cuán
nobles son tus ambiciones, cuán puros son tus ideales que persigues.
Estamos igualmente en
condiciones de poder medir la intensidad de tus sentimientos y comprendemos que
tienen tal poder que arrojarán todos los obstáculos que te llevarán a la
victoria, al triunfo sobre ti mismo, al triunfo de tus ideales, a la
realización de tus sueños.
Y yo, que tantas
simpatías siento por ti, que tanto te amo, hago desde este momento la oferta
formal, positiva, sin vacilación, de que seré el segundo hijo que tendrás,
que tomaré carne y vida de ti y Sarita para venir a este mundo a empezar de
nuevo la eterna lucha por el progreso de la humanidad, pues me ha de tocar vivir
en una época en que se verificarán acontecimientos de suma trascendencia para
el progreso del mundo, y siguiendo el noble ejemplo tuyo que tendré por modelo
desde mi más tierna infancia y educado por ti en los sanos principios estaré en
excelentes condiciones para las luchas cívicas, para las luchas por la vida
por medio de la pluma y las palabras. Sí querido hermano mío, tengo la
seguridad absoluta de lo que te estoy diciendo y para que veas que no se trata
de autosugestión por tu parte, manda a Sarita y verás cómo la contestación es
afirmativa".[35]
Raúl no sólo se
lamenta de la desviación de Madero, le ofrece también un proyecto de
paternidad. Le avisa que pretende convertirse en su segundo hijo. Es una
excelente noticia pues desde su matrimonio con Sara Pérez Romero, en 1903,
Francisco había deseado convertirse en padre y no había podido. Este proyecto
de paternidad que le ofrecieron no se realizó, porque Francisco no cumplió con
su parte y murió sin haber tenido hijos.
Como Raúl empieza a
prepararse para su reencarnación y Francisco está en condiciones para realizar
proyectos más elevados, se presenta como guía el espíritu llamado José:
"Como sabes, Raúl pronto no podrá seguirte
guiando porque va a tomar carne en tu familia y quiero que me evoques con más frecuencia a fin de que aumente la afinidad
entre tú y yo, para que ni siquiera sientas el cambio de guía, de
maestro y amigo que desea ser tu más fiel consejero, que desea tener una gran
facilidad para trasmitirte su pensamiento, para iluminarte con la débil luz de
sus conocimientos en los momentos de peligro, por los que necesariamente
pasarás durante tu actual encarnación".[36]
A pesar de las
recomendaciones de incrementar la comunicación con José, Francisco deja pasar
los días y actúa con descuido de modo que baja su nivel espiritual y José no
puede comunicarse con él. Así que el 4 de mayo Raúl interviene para exponerle
la situación y recomendarle que haga oración con más fervor y unifique mejor
sus actividades diarias.
El 18 de mayo de 1907, Madero llegó
al momento más crítico de su crecimiento espiritual y recibió una severa
advertencia, con un tono que jamás se repitió:
"soy José, tu guía, tu maestro, tu amigo y hermano que tanto te
ama, que ha sido atraído por tu ferviente plegaria, que encontrando este
momento favorable para acercarse a ti, te aprueba, pero desgraciadamente hace
tiempo que no encuentro una oportunidad tan propicia, porque su querido hermano Francisco se ha dejado
dominar por su naturaleza inferior y cobardemente ha esquivado el combate,
ha huido del campo de batalla ocultándose tras densa niebla y ha dejado que el
enemigo, su naturaleza inferior, sus
bajas pasiones, tomen fracciones cada vez más dominantes, posiciones que
harán insostenible la actuación, si no entra vigorosamente al combate ayudado
por todos los que lo amamos, resuelto, sí, resuelto a vencer.
Sólo así vencerás
querido hermano mío. Ármate de una resolución inquebrantable, ni un momento
dejes de pensar en las funestas consecuencias que te acarreará tu debilidad, piensa constantemente en el mal para ti y
para la causa que has abrazado.
Para lograr esto con
colores vivos, con palabras enérgicas, voy a pintarte la situación, para que
sepas las consecuencias que tendrías a tu victoria o a tu derrota: en el primer
caso, si tu naturaleza superior es la que se impone, si logras dominar
completamente tu naturaleza inferior, sujetando tus sentidos anulados, los
impulsos bestiales, teniendo un control
completo de tus sensaciones, lograrás dar un paso enorme en la vida de tu evolución,
definitivamente habrás roto las cadenas que tienen sujeto a tu espíritu y
que te impiden elevarse a las regiones en donde reina la luz, la sabiduría, el
amor, la felicidad; habrás logrado ponerte en condición de adquirir importantísimas
facultades que tienes en germen y que sólo esperamos una oportunidad favorable
para desarrollar.
Y con esas facultades,
con tu inteligencia más despejada, tu espíritu más fuerte o más puro, podremos
tener mayor influencia sobre ti y todos
unidos podremos hacer algo eficaz, útil y de verdad trascendental para el
progreso de tu patria y después de todo,
tendrás la seguridad absoluta de tu
mujer a quien tanto amas, te dará descendencia y entre ella, en
medio de espíritus elevadísimos que aprovecharán tan propicias condiciones para
encarnarse, vendrá tu hermano Raúl, tan noble, tan bueno, tan puro, tan
elevado, que desea venir a tu familia porque se siente fuertemente atraído por
ustedes, por el cariño que les tiene, pero que muy a su pesar no podrá hacerlo si no le preparan un alojamiento
digno de él, si no encuentra en ustedes un medio apropiado para vivir, pues
estos espíritus tan elevados, necesitan una atmósfera moral fluídica purísima,
porque de otro modo se asfixian y tienen que abandonar desde muy temprano este
mundo y Raúl no es eso lo que busca, sino la oportunidad de venir a cumplir una
importante misión, porque para dentro de unos 25 o 30 años se iniciará
una época tan importante por sus acontecimientos que les dará amplias
oportunidades de luchar con fruto por el bien de la humanidad".
"... Si desgraciadamente sucumbes hoy, tu
pérdida será segura, pues paulatinamente seguirá tu espíritu dejándose
aprisionar por las redes de la materialidad y no pudiendo ya aprovechar tus
servicios y siéndome imposible acercarme a ti tendré que renunciar
definitivamente a la esperanza de valerme de ti para la realización de los
grandes proyectos que tengo, y tendré que abandonarte para siempre, lo mismo
que V. y que el mismo Raúl, obligado,
lleno de dolor tendrá que ir a buscar a otro parte la hospitalidad que le
niegas y también te abandonará pronto."
"Los demás amigos
tuyos sí seguirán a tu lado, pero a nosotros nos perderás por mucho tiempo,
pues habiendo perdido esta oportunidad
que se te presenta para alistarte bajo nuestras banderas, nosotros
seguiremos impetuosamente adelante, y a un herido, un desertor, lo dejamos
atrás expuesto a los golpes del enemigo, desamparado, y ese fugitivo, ese
herido, quizá nunca volverá a encontrar el ejército glorioso, pues sólo le
llegarán los rumores de la gloria, del bien, del progreso que haya asignado al compacto cuerpo de espíritus, que
resueltamente luchan por el bien de la humanidad, principiando por arrancar
con mano vigorosa todo lo que entorpece su marcha ascensional, su marcha hacia
adelante, su marcha triunfante.
Querido hermano, debo
decirte: ¡Adiós para siempre! o ¿hasta
mañana?
Quizá ni tu sepas aún
qué sucederá, desearía prolongar esta entrevista que quizá sea la última
indefinidamente, pero tengo que partir".[37]
La advertencia no
sirvió de mucho, parece que Francisco continuó con su mismo estilo de
comportamiento y la comunicación con los espíritus se interrumpió seis meses.
Se reanudó el 20 de octubre de 1907 y entonces el mismo José le dijo:
“Queridísimo hermano:
Cuántas veces has
estado a punto de conseguir el triunfo definitivo y sólo por falta de
constancia, por falta de energía no lo has conseguido!
Y, ¿por qué no lo has
logrado?
"Porque no pones
en práctica nuestros consejos, porque sólo te preocupas de lo que te decimos en
el momento que estás en comunicación con nosotros, y naturalmente cuando vienen
los momentos en que necesitarías toda tu fuerza, toda tu energía para vencer,
te encuentras débil, con una voluntad incierta, con una voluntad que no merece
ese nombre porque voluntad es la fuerza
directriz de que se vale el espíritu para hacer converger todas las acciones,
todos sus pensamientos a un fin determinado, a un fin que ha escogido en sus momentos de mayor lucidez, a un fin que
embarga todos sus pensamientos, todo su tiempo, un fin en el que piensa
constantemente, que nunca pierde de vista, a
fin de hacer que todos sus actos vayan encaminados a facilitar su realización,
a fin de no verificar ninguno que pueda entorpecer sus esfuerzos, que pueda disminuir
sus energías".[38]
Después Madero y
los espíritus celebraron la gran victoria, parecía que todo estaba básicamente
solucionado, pero en los días posteriores se vio que había sido una victoria
pasajera y que hubo una recaída que trastornó muchas cosas. Pero veamos lo que
dijeron los espíritus en la celebración:
“Mucho has tenido que luchar contra tu naturaleza inferior; esfuerzos
gigantescos has tenido que hacer para romper las cadenas que te retenían en las
bajas esferas, que te tenían sujeto a la animalidad, pero tus nobles
propósitos, nuestra eficaz ayuda, la protección divina que no te ha faltado ni
un momento han hecho que al fin conquistes la ansiada victoria.
¡Ahora sí has vencido!
El 35 aniversario de tu nacimiento en este mundo, podrás festejarlo con
alegría, pues a partir de este nuevo día podrás
considerarte como miembro de la gran
familia espiritual que rige los destinos de este planeta. No, no
eres de los primeros. Eres el último de los soldados, pero este honroso
título de soldado de la libertad y el
progreso, de los soldados que militan bajo las gloriosas banderas de Jesús
de Nazareth, de los que siempre han luchado, de los que han derramado sobre el
mundo su amor, sus conocimientos, su sangre si ha sido necesario, para asegurar
un progreso para acelerar su triunfo, para
apresurar el reino de Dios, el reino de la justicia y del amor".[39]
"Hasta
muy pronto soldado del gran ejército, miembro recién entrado a la gran familia
espiritual que gobierna el mundo; representante en la tierra de las voluntades
nuestras, colaborador eficaz a la realización del plan divino, hermano nuestro
muy querido, y luchador infatigable por la causa de la libertad y de la
justicia".[40]
Ese mismo día de la
celebración, Raúl, que pocos días antes le avisara a Francisco que si despreciaba
esta oportunidad de vencer que se le presentaba comprometería la misión de los
dos, tuvo a bien avisarle, que todo seguiría conforme a lo planeado:
"Yo te he ofrecido y ahora sí ya no tengo ningún inconveniente en
asegurarte que vendré a vivir a tu lado, tomaré carne de la tuya y de la de tu
virtuosa compañera, educaré mi inteligencia con sus enseñanzas, nutriré mi
espíritu con tus nobles ejemplos, procuraré tener como norma de mis pasos, los
que ustedes me tracen, y seré feliz al
lado de ustedes y todos nos ayudaremos a luchar, todos colaboraremos al triunfo
de la santa causa por la que habremos venido a este mundo".
"Yo al lado de
ustedes a quienes tanto amo, seré feliz, recibiré una educación que me pondrá
en condiciones de luchar ventajosamente. En cambio, con mis cuidados, con mi
ternura, con mi amor, procuraré endulzar tu existencia, ser el apoyo de tu
vejez".[41]
En noviembre y
diciembre siguieron momentos de flaqueza, vacilación e incomunicación. El
triunfo logrado el 30 de octubre no quedaba tan claro. El 12 de enero de 1908
continúa el ambiente de indeterminación y José le dice:
“Indispensable es que con calma medites cada vez que te sea posible
sobre las consecuencias tan funestas que
traería una recaída, pues cada una de ellas disminuye las probabilidades del
triunfo de la causa que has abrazado. Medita pues, sobre la trascendencia
de cada caída y procura tener siempre tu mente ocupada, a fin de que nunca
estés descuidado y vayas a caer en alguna emboscada de tu enemigo.
Indispensable en alto grado es que comprendas la grandeza de tu misión, a fin
de que evites con sumo cuidado cuanto pueda ser un obstáculo para que cumplas
con ella, para que medites con calma el modo de mejor llevarla adelante y para
que ejercites tu voluntad a fin de que cada vez sea más firme".[42]
Probablemente para darle ánimos y ayudarlo en la lucha por la victoria,
José le confiesa catorce días después:
"Yo quiero decirte que estás predestinado para cumplir con una
misión de gran importancia, mayor de la que te hemos dicho hasta ahora, pero
sólo necesito que te asegures en tu triunfo sobre la materia para revelarte
cuál es".
"Esa misión de
gran responsabilidad, la tendrás que desempeñar forzosamente porque allá van
encaminados todos tus pasos, pero el mayor o menor éxito que obtengas,
dependerá de tus esfuerzos para poner en práctica los propósitos que te harás
cuando estés bajo la influencia de tu naturaleza superior y que estés generalmente en perfecta armonía con nuestros consejos y
nuestras indicaciones".
"En caso contrario, en caso de que tu esfuerzo no sea tan
vigoroso y tan bien dirigido, también recogerás una corona, pero será la de
espinas, la de los mártires, la de aquellos que lucharon con un enemigo que no
pudieron vencer, pero que siquiera
tuvieron la dicha de derramar su sangre por el triunfo de su causa".[43]
Las vacilaciones e inconsistencias de Francisco en esta época parece
que son las que impidieron que Raúl se convirtiera en su hijo y que la victoria
de Madero fuera coronada no con laurel sino con las espinas del martirio. Y la
causa triunfará, pero no completamente, ni por su liderazgo, sino más bien con
su sangre derramada. Sin embargo, el 30 de abril de 1908 José hablaba de nuevo
del triunfo de su discípulo como algo en verdad logrado:
"Querido hermano: has dado un gran paso en la vía de tu evolución.
El paso más importante de tu vida eterna y que señalará un límite bien marcado
en tu existencia, entre el dominio de la materia y el del espíritu. Con ese gran paso has conquistado la
libertad y en lo sucesivo, tu espíritu no tendrá traba alguna para elevarse a
las altas regiones en donde se abrevará por medio de la inspiración y de la
intuición de las más grandes verdades, y de donde recibirá en diversas formas
la fuerza necesaria para luchar y para vencer".
"Por este motivo
te felicito con toda mi alma, y a la vez me felicito, pues yo he dedicado todas
mis fuerzas, toda mi energía a obtener ese triunfo, que también considero mío,
puesto que tú lo has obtenido con la mira de poner esas nuevas fuerzas al servicio
de la causa bendita por la cual hace tanto tiempo que lucho, por el progreso de
mi patria querida”.[44]
En
junio, sin embargo todavía se vuelven a mencionar algunas ataduras a la
naturaleza inferior y en agosto se habla de que es propio de la naturaleza
humana tener momentos de flaqueza. El 18 de octubre todavía se habla de fallas
recientes:
"… no dejes de seguir al pie de la letra mis
instrucciones, porque de ellas depende el que quede definitivamente cerrado el
fatal paréntesis, a fin de que libremente, sin tan terribles trabas, puedas
cumplir con tu misión, llevar adelante la obra que has emprendido".[45]
Todavía el 20 de febrero de 1909, José habla de
serios problemas que siguen presentándose en la tarea de unificación de las
fuerzas interiores de Francisco:
“No trataré de hacerte recriminaciones inútiles
por todo lo que ha pasado. Para ello está tu conciencia como juez inexorable.
Lo único que quiero manifestarte es que si quieres cumplir con la ardua misión
que te has echado a cuestas, mandes bien la energía que está sufriendo por
sacudir esas terribles influencias que te obsesionan, pues mientras no lo
hagas, estarás maniatado, debilitado, inhábil para seguir la gigantesca lucha
que has empezado”
Calcula
fríamente las consecuencias de tus actos. Cuida el alcance de tus pensamientos.
Piensa sobre el resultado que puede traerte a ti y principalmente a la causa el
hecho de que no reacciones vigorosamente.
Hermanito
querido, tu estado de turbación me impide ser más extenso”.[46]
Por
lo que se dice en la comunicación de los espíritus queda claro que ellos
consideraron que Madero logró ser dueño
de sí mismo y liberar a su espíritu de las cadenas de la materia, pero
también parece ser que no lo logró en el momento esperado o en el grado
deseado.
Sin embargo, el triunfo de Madero sobre sí mismo fue el
que le permitió desarrollar la fuerza necesaria (personal, social y espiritual)
para lograr terminar con la dictadura del general Porfirio Díaz.
Quizás la tardaza en ser dueño de sí mismo repercutió en
las vacilaciones y errores que cometió a la hora de gobernar, que lo condujeron
a la muerte y permitieron la instalación de obstáculos que impidieron o
retrasaron la instauración de una sociedad más libre.
Pero es posible también que el golpe de Estado del
general Victoriano Huerta y el posterior asesinato de Madero fuera la ruta
alternativa “planeada por los espíritus” para reorganizar política y
socialmente el país, después de terminar definitivamente con la enorme fuerza
de los porfiristas y de su ejército.
Y digo: “planeada por los espíritus” porque de momento
estamos adoptando esta perspectiva en la redacción de esta parte del escrito.
La
unidad de pensamiento y acción
Los
espíritus le propusieron a Madero que encabezara la lucha por la libertad de
los mexicanos y le prometieron toda su ayuda en esa tarea. Como parte de los
preparativos para realizar esa misión le pidieron que estudiara la manera en
que funcionaban las sociedades en general y la mexicana en particular.
Esos estudios debería concretarlos en un libro que
ayudara a los mexicanos a mejorar la conciencia de sí mismos y a entender las
posibilidades que se les estaban presentando en esos momentos para acabar con
la tiranía y emprender un camino de libertad. El libro lo debía publicar a
principios del año 1909.
Madero cumplió con su tarea de una manera efectiva y
brillante. Una buena parte del año de 1908 lo utilizó en preparar y redactar el
libro “La sucesión presidencial en 1910” con la asesoría de los espíritus.
En ese libro Madero hizo un diagnóstico de los males de
México y de el origen de esos males, detectó las fuerzas sociales y políticas
que sostenían esa situación; describió cuáles eran las metas que podía lograr
el país a corto y mediano plazo; percibió y señaló con qué fuerzas se contaba
para realizar el cambio y propuso el camino concreto que había que recorrer
para llegar a la meta.
El
libro expresó el espíritu de lucha que debería unir (y que unió) a los
mexicanos de ese momento y fue ampliamente difundido. De hecho se convirtió en
un gran acontecimiento editorial.
Este éxito fue anticipado por un espíritu llamado B.J.
(¿Benito Juárez?) en una comunicación del 16 de noviembre de 1908:
“Queridísimo
hermano:
Hace tiempo le ofrecí que al estar
usted en buenas condiciones vendría a hablar con usted.
Ahora está usted en las condiciones
deseadas y puesto que sus ocupaciones le han dejado un pequeño momento libre,
lo apresuro para hablar con usted, cosa que hacía mucho tiempo deseaba.
Principiaré felicitándolo muy
cordialmente por los triunfos que ha obtenido sobre usted, los cuales lo ponen
en condiciones de emprender con éxito la obra colosal de restablecer la libertad en México.
Ardua es esa empresa, pero usted
está a la altura de la situación para llevarla felizmente a la cima.
El triunfo de usted va a ser
brillantísimo y de consecuencias incalculables para nuestro querido México. Su
libro va a ser furor por toda la
República, como una corriente eléctrica que va a impresionar
fuerte y profundamente a todos los espíritus, les va a dar una poderosa
sacudida que los sacará del letargo donde están sumidos.
La obra consecutiva será de
importancia suma, pero la verdad es que todo descansa sobre la poderosa
impresión que va a causar su libro.
Ya le hemos dicho que al general
Díaz le va a causar una impresión tremenda, le va a infundir verdadero pánico y
su pánico paralizará o desviará sus esfuerzos.
Usted ha de comprender que si trajo
esa misión, habíamos acordado que usted viniera al mundo con los medios
necesarios para llevarla a cabo con éxito.
Para este objeto hace tiempo que
estamos trabajando y preparando todo, y ahora ya están los espíritus preparados, ya nomás falta la poderosa
corriente eléctrica que producirá su libro, para entrar en actividad. Para que
obtenga un resultado completo exponga todo su plan, inclusive la parte que ha
de tener Coahuila en la fraguación a fin de que levante el entusiasmo de los
coahuilenses y prepare la
República a fin de que cuando ustedes la inviten formalmente
por una proclama ya estén organizados muchos clubes y los espíritus bien
preparados.
Yo creo que a usted no le conviene
otra táctica que el ataque de frente, leal y vigoroso. Con esa fuerza
irresistible de la sinceridad, atraerá usted a su derredor todos los elementos
sanos del país.
Ya sabe usted que así como para el
odio hay que oponer amor, asimismo para la mentira hay que oponer la verdad y
para la hipocresía la sinceridad, la franqueza.
Con estas fuerzas paralizará por
completo las del enemigo que sólo son poderosas y pueden actuar en un medio semejante
a ellas, en un medio en que encuentran afinidad.
Usted tiene que combatir a un hombre astuto, falso,
hipócrita. Pues ya sabe cuáles son las antítesis que debe proponerle: contra
astucia, lealtad; contra falsedad, sinceridad; contra hipocresía, franqueza.
Con gusto volveré a hablar con usted
cuando me llame, pues formo parte del grupo de espíritus que le rodean, lo
ayudan, lo guían para llevar a feliz coronamiento la obra que ha emprendido.
Que nuestro Padre Celestial derrame
sobre su cabeza sus tesoros de amor y de bondad”.[47]
A
diferencia de otros libros escritos en México, éste no fue hecho por un
intelectual que quiere que otros actúen por él sino por uno que se propone
actuar y que ve al libro como parte fundamental de la acción, como unificación
de conocimiento y vida.
La comunicación de B.J. nos dice
también que la lucha contra la tiranía contó con el respaldo de los espíritus
no encarnados y que fue planeada por ellos desde antes del nacimiento de
Francisco I. Madero, en Parras, Coahuila, el año de 1873.
El 20 de enero de 1909, concluida la
impresión del libro e iniciada la estrategia de distribución simultánea en todo
el país, el espíritu de José le confirmó a Francisco su misión:
“Ahora
sí todos los obstáculos están vencidos. Muy pronto vas a lanzar la terrible
flecha y lo harás con una fuerza y un valor increíble… La tiranía será herida
mortalmente y con tus golpes nuevos la harás caer para siempre y su reino será
sustituido por el de la libertad… Tú que vas a ser el primero en la lucha, el
jefe del movimiento local y muy pronto del nacional, tú serás el encargado de
llevar a feliz cima la ardua empresa de encauzar a tu patria por el camino del
progreso a fin de que dirija sus pasos al cumplimiento de sus grandes
destinos”.[48]
Un
hombre extraordinario
Francisco
I. Madero ha sido uno de los hombres más completos, más íntegros, que han
existido en los casi 200 años de la existencia de México, pero no tiene el
lugar que le corresponde en nuestra sociedad. Como fue alguien excepcional,
nadie lo considera como alguien completamente suyo.
A los sonorenses, que finalmente fue
la facción triunfadora en la Revolución
Mexicana, les pareció Madero un hacendado insuficientemente
revolucionario; a la Iglesia Católica,
alguien peligrosamente desviado al condenado espiritismo; a los empresarios y
hacendados, alguien demasiado perturbador y revoltoso, demasiado preocupado por
los trabajadores; a los intelectuales mexicanos, alguien demasiado atado a
prácticas de los ingenuos. Para la mayoría de los mexicanos es alguien que se
alcanza a ver ligeramente en el trasfondo de la revolución, atrás de Villa,
Zapata, Carranza y Obregón.
Alguien como él podría pertenecer a
todo el país, pero la falta de una unidad mínima en cuanto aspiraciones
colectivas impide que se le considere como alguien nuestro. Pero esto vale para
muchos otros casos, incluida la Independencia: se puede reconocer fácilmente a
Hidalgo y Morelos (iniciadores de la lucha por la Independencia), pero
no a Agustín de Iturbide (su consumador).
El mes que entra, en la siguiente
entrega de “Cada frontera”, completaremos la presentación de la experiencia
espiritual de Madero. En esta primera parte vimos a Francisco desde el punto de
vista de sus creencias y de sus relaciones espirituales, en la siguiente veremos
las complicaciones por las que tuvo que pasar para poner en práctica estas
creencias y esta tarea espiritual que le impuso a su vida.
[1] Sobre las voces que oyó
Juana de Arco puede consultarse a Johan Huizinga, Men and Ideas. History the Middle Ages, the
Renaissance,
Meridian Books, New York,
1966, pp. 207-239. Hay que reconocer que las voces oídas
por Juana también fueron un asunto muy conflictivo: primero la llevaron
directamente a la hoguera (a ser quemada viva por hereje), y, muchos años
después, a su canonización. La misma Iglesia Católica fue la que colocó a Juana
en dos extremos: en uno la exterminó por hereje, y en otro la exaltó como
santa, patrona de Francia.
[2] La revolución espiritual de Madero. Documentos
inéditos y poco conocidos,
México, Gobierno del Estado de Quintana Roo, 2000, pp.43-44. En este libro
están la mayoría de las comunicaciones de los espíritus que Madero recibió al
ir escribiéndolas, es decir, como si fueran inspiraciones.
[3] Ibid. p.338 Esta cita
corresponde al Manual Espírita que
escribió Madero y que se incluye en el libro citado que recoge los escritos de
él como médium.
[4] Ibid. p.339
[5] Sanley R.Ross, Francisco I.
Madero apóstol de la democracia mexicana, Grijalbo, México, 1959, p.27
[6] La revolución espiritual
Op.Cit. p.151
[7] Ibid. p.158
[10] Armando Fuentes Aguirre,
Catón, Díaz y Madero. La espada y el
espíritu, Diana, México, 2010, p.202
[11] La revolución espiritual de
Madero, Op.Cit. pp.64-66
[12] Ibid. pp.75-76
[13] Ibid. p.150
[14] Ibid. 357-358
[15] http://www.biblioeca.tv/artaman2/publish/1908_197/Francisco_I_Madero_Epistolario_1900-1909_363_Carta_de_Madero_al_Sr_Don_Luis_G_Rub_n_en_respuesta_a_las_observaciones_filos_ficas_y_teos_ficas_que_le_remiti_printer.shtm1
[16] Ibid. p.61
[17] Ibid. p.261
[18] Ibid. pp.381-382
[21] Ibid.383
[22] Véase Ignacio Solares, Madero el otro. La dimensión íntima y
espiritual del revolucionario. Punto de Lectura, Méxio, 2008, p.44
[25] Ibid. p.128
[26] Ibid. p.89
[29] Ibid. p.207
[30] Ibid. pp.152-153
[31] Ibid. p.390
[34] Edith O’Shaughnessy, Huerta y la
revolución vistos por la esposa de un diplomático en México, Editorial
Diógenes, México, 1971, p.133
[36] Ibid. p.200
[37] Ibid. pp.202-205
[38] Ibid. pp.205-206
[39] Ibid. p.213
[40] Ibid. p.215
[41] Ibid. p.216
[42] Ibid. p.237
[43] Ibid. pp.240-241
[44] Ibid. p.251
[45] Ibid. p.287
[46] Ibid. p.303
[47] Ibid. pp.296-298
[48] Ibid. p.302
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